QUIEN SOY

Mi nombre es Patricia Sahade.

Mi camino en la vida no ha sido lineal. Nací en Córdoba, Argentina. Viví algunos años, pocos pero significativos, en California, Estados Unidos, y luego el resto de mi infancia y la adolescencia en la ciudad de La Plata también en Argentina. Poco tiempo después de casarme vine con mi marido a la ciudad de Buenos Aires donde actualmente residimos. Tenemos tres hijos ya adultos.

Crecí en una familia de científicos motivo por el cual desde siempre tuve contacto directo con científicos de diversas disciplinas y de diversas partes del mundo.

Siempre amé la danza que estudié desde los 6 años de edad. También disfrutaba enormemente de todo lo que fuera aprender e investigar. A la hora de elegir una carrera me decidí por la Matemática. En ese entonces no era conciente de que estaba empezando a tomar contacto con el lenguaje básico del Universo, con las formas puras que son síntesis, que son estética.

Terminé mi licenciatura en Matemática y durante unos casi 20 años me dediqué con enorme placer a la investigación y a la docencia universitaria.

En el año 1989 luego de superar un prolongado tema de salud ocurrido en el seno de mi familia, atravesé por una crisis existencial que me llevó a hacer un profundo cambio en mi modo de vivir y de entender la vida. Ahora puedo comprender que algunas partes mías que en su momento elegí no desarrollar pugnaban por atención.

En ese momento las esencias florales recetadas por mi médico homeópata me ayudaron a recuperar el equilibrio.

Esto de las esencias florales me resultó asombroso, y la investigadora que hay en mí comenzó a explorar el mundo de las flores comenzando como lo hacen todos, a experimentar conmigo misma utilizando las maravillosas esencias de Bach.

Pasados algunos meses de reflexión y flores decidí solicitar licencia en la Facultad de Ingeniería donde trabajaba en ese momento e incursionar en el mundo del trabajo corporal, al mismo tiempo que comenzaba un estudio sistemático de las esencias florales. En esta polifacética ciudad de Buenos Aires encontré muy buenos maestros y también tuve la suerte de poder tomar cursos con los preparadores de varios sistemas, que llegaron al país en esa época.

En cuanto a lo corporal, en el Instituto de Susana Milderman donde se enseñaba su original enfoque bajo el nombre de Gimnasia Rítmica Expresiva, comencé poco a poco a entender el lenguaje del hemisferio derecho o si prefieren a dejar fluir a mis partes más creativas. Fui de esta manera pudiendo ampliar el espectro de quien yo creía que era, incluyendo ahora algunas zonas “previamente dormidas” en mi experiencia de vida.

Recuperé la danza y junto con ella entendí la infinita posibilidad transformadora que alberga el cuerpo humano.

A partir de ese momento comencé a transitar un camino espiritual durante el cuál estudié, aprendí y vivencié otros niveles de conciencia con muchos maestros. En realidad siento imposible transmitir en palabras el universo que se desplegó ante mí.

Si bien estoy tratando de ser muy sintética no puedo dejar de nombrar especialmente a uno de ellos: Drunvalo Melchizedek. Gracias a Drunvalo encontré en primer lugar a la geometría sagrada con la que sentí que recuperaba el sentido de unidad en mí. Pero fundamentalmente me mostró que existe un ser humano que realmente encuentra y honra al Cristo que mora en el corazón de cada una de las personas con quien se encuentra.

Trabajo como terapeuta floral y corporal desde principios de los años noventa, sin por eso dejar de investigar tanto en estas como en algunas otras disciplinas o terapias alternativas. Cuando encontré el testeo muscular y las técnicas que lo utilizan, en especial Brain Gym, supe desde lo más profundo de mi ser que no sólo quería utilizarlo en mi trabajo como terapeuta, sino que también quería enseñarlo. Por primera vez desde que dejé de enseñar Matemática sentí que quería volver a enseñar porque había encontrado una síntesis perfecta de todo lo que había estado buscando e investigando hasta el momento. Estas técnicas que buscan como muchas otras la armonización del individuo, lo hacen de un modo suave pero muy efectivo. Y se amalgaman perfectamente tanto con las esencias florales como con el trabajo corporal expresivo pero fundamentalmente permiten mostrar, aun sin palabras, que el lenguaje del Universo es Uno, y que todos, con o sin conciencia de ello, lo hablamos.

Todos los elementos con los que me he ido nutriendo, poco a poco se han ido amalgamado, dando lugar una nueva síntesis que he llamado:

CONCIENCIA CELULAR

En los últimos años e incorporado el Munay Ki, un trabajo chamánico que siento muy hermoso y con el que me siento muy cómoda.

También me he formado con Dolores Cannon en una técnica de hipnosis profunda QHHT que estoy utilizando en paralelo con CONCIENCIA CELULAR , y que permite que el ser superior de cada uno se pueda expresar a través de la persona misma sin intermediarios.

Estoy de a poco incorporando el Métdo Yuen con el que he podido ampliar enormemente el rango donde buscar  las causas de los desequilibrios que busco limpiar en la energía del paciente.

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