Cuando las personas consultan acerca de las sesiones de QHHT, una de las dudas más frecuentes es si podrán o no ser hipnotizadas.
Todo tiene que ver con el sistema de creencias y cada uno tiene una idea/imagen/concepto/creencia de lo que significa estar hipnotizado. Muchos creen que estarán a merced del hipnotizador, y esto los conecta con el miedo y aparece la resistencia.
En realidad la hipnosis es un dejarse ir hacia adentro, como en una meditación. Es alejarse por un lapso, del mundo concreto o de la personalidad, para adentrarse en las profundidades del ser en busca de respuestas de un nivel superior.Para cada individuo esta experiencia es diferente.
Hay quienes necesitan entrar en un nivel de desconexión total respecto del momento presente. Estas personas son las que luego no recuerdan nada de la sesión. Hay quienes entran y salen sinusoidalmente, fluctuando su nivel de desconexión de la personalidad. Estas personas recuerdan algunos tramos de la sesión y otros no. Por último están quienes pueden dejar a la personalidad como testigo de lo que ocurre, sin que interfiera y luego recuerdan casi toda la sesión.
Ahora cuando la experiencia no coincide con la expectativa, las personas piensan que no están hipnotizadas. Esto puede ser un problema durante la sesión, porque dan paso a la cháchara de la mente conciente y pueden llegar a boicotear su propia sesión.
En una sesión de QHHT los facilitadores inducimos el trance muy suavemente. Es como cuando se va entrando en un sueño. Al principio el trance es ligero y luego se va profundizando. De hecho la intención es ir a ese “espacio” donde se generan los sueños.
Cuando se elige un facilitador es importante confiar en él, relajarse y dejarse llevar. Él los conducirá al encuentro de su ser divino que no es más que ustedes mismos en otro nivel de vibración. El ser divino o ser superior será quien decida qué información entregar y será quien hará la sanación siempre que sea adecuado.
Espero que se esta nota clarifique algunas dudas para que se animen a probar esta experiencia sanadora.
Patricia Sahade