El camino espiritual

Es un proceso interno mediante el cual cada uno reconoce la existencia de una CONCIENCIA INFINITA de la cual forma parte.
El camino espiritual no es único.
Cada cual encuentra diferentes desafíos emocionales, físicos, mentales que frenan o entorpecen la búsqueda.
Encontramos creencias, dudas, certezas, espejismos de los que hay que desprenderse. Y no es fácil, porque necesitamos desafiar aquello que siempre hemos considerado como “ la realidad misma”, y que nos  ha dado “seguridad”.
Los desafíos mentales son casi los más difíciles porque en este mundo dual se  nos formatea desde pequeños con creencias que confundimos con conocimientos. Los premios y castigos en nuestra sociedad humana están en función de la aceptación plena o no de esos “conocimientos”
Es complejo cuestionarse la veracidad de todo lo que hemos dado por real siempre y dejar la comodidad de las “certezas” para quedarse en el “vacío”
Y como si esto fuese poco nuestras familias y amigos, llevados por una mezcla de miedo, creencias y amor hacia nosotros, suelen descalificar nuestra búsqueda y presionar para que nos mantengamos en el sendero ya marcado.
Es como atravesar una selva donde no hay senderos. Cada uno se abre camino por donde puede. Tendremos desvíos y repeticiones, pausas y angustias.
Podemos ir acompañados en alguna etapa, pero finalmente debemos enfrentar las tormentas solos porque el camino conduce hacia nuestro interior. Hacia nuestro corazón.
 Y allí nos encontramos con certezas que no son aprendidas sino reconocidas. Nada está separado porque no existe la separación, sólo estamos haciendo una experiencia en la dualidad.
Hay amor, paz, armonía, alegría, neutralidad, no juicio….
Vivimos en un mundo dual y es una experiencia que por algún motivo transitamos. Posiblemente no podamos permanecer en ese estado de total armonía permanentemente. No importa. Si hemos encontrado el camino, podemos volver cada vez que lo sintamos y seguramente, será  solo un proceso hasta que esa conexión con la Totalidad sea nuestro permanente estado de ser.

Patricia Sahade