Muchas veces, más veces que menos, se adosan a nuestro campo energético entidades, energías densas, parásitos y formas pensamiento negativas.
A veces un ser desencarnado que tiene miedo y siente alguna afinidad con nuestra energía tambien entra en nuestro campo afectándonos.
¿Cuándo? ¿Por qué? Cuando tenemos un pensamiento u emoción negativa, cuando sentimos tristeza, dolor, dudas acerca de nosotros mismos o simplemente estamos agotados energéticamente porque tuvimos un día complicado.
Tal vez nos hemos acostumbrado a ellas y las hemos aceptado como propias, pero no son nuestras y no pertenecen a nuestro campo.
Sin entrar en el averiguar de dónde vienen ni si son enviadas intencionalmente o no, no importa realmente, el problema es que influencian nuestros pensamientos, emociones y comportamientos.
Densifican nuestra vida cotidiana, complican nuestras relaciones, nos afectan la salud, etc.
¿Te has encontrado alguna vez expresándote o actuando de una forma mucho más negativa de lo que te es habitual? ¿O te has percibido muy irritable, impaciente, triste, enojado, sin una causa que justifique o explique esa intensidad?
Este tema no está dentro de lo que habitualmente aceptamos como “real” en nuestra sociedad.
Es más, preferimos muchas veces ignorarlo pensando que es superchería.
Sin embargo nos afecta no conscientemente.
Es notable ver el cambio en las personas cuando reciben una limpieza energética. Cuando todas estas energías son enviadas a los lugares que les corresponden, sienten como si les quitaran una carga de los hombros, están más serenos, más contentos. La vida se percibe diferente.
Somos seres energéticos. Intercambiamos energía con el entorno permanentemente. Hoy vivimos tiempos muy convulsionados, una ducha energética cada tanto es aconsejable por no decir imprescindible.
Patricia Sahade