Cada sesión es diferente y cada vez es una experiencia maravillosa y enriquecedora.
En una sesión de QHHT, comenzamos trabajando con imágenes. Sugerimos imágenes y tratamos de que las personas, utilizando su imaginación, se sumerjan lo más profundamente posible en ellas. La imaginación es una herramienta que nos permite acercarnos a niveles más profundos de la conciencia.
Al mismo tiempo vamos llevando suavemente a la persona a estados de conciencia cada vez más profundos hasta que las imágenes más internas y vívidas comienzan a aparecer.
Permanecemos (facilitador y participante) en permanente diálogo. El facilitador ayuda a encontrar y a navegar los momentos más significativos en la experiencia que el participante está vivenciando.
Esas experiencias podrán ser de otras vidas como humano, de otros tipos de vida o experiencias de esta vida actual.
Recorremos varias experiencias y luego llamamos al Ser Superior de la persona, le pedimos sanación física, emocional, espiritual. Y le hacemos preguntas que el participante ha elaborado previamente.
La clave para que la sesión resulte productiva en experiencias e información es que la persona participante no permita el boicot de la mente consciente, diciéndole que luego de la sesión le va permitir criticar todo lo que quiera y que la idea no es erradicarla sino hacer una experiencia.
Luego de la sesión durante dos o tres días queda abierta una puerta para que más información le llegue a la persona cuando menos lo espera.
Es necesario no planificar trabajo para después de la sesión y si es posible apartar un rato para descansar.
La sesión se graba para que la persona la pueda escuchar pasados unos días. Seguramente encontrará detalles o incluso partes completas que no recuerda.
Cada sesión es diferente y cada vez es una experiencia maravillosa y enriquecedora.
Patricia Sahade
